miércoles, 24 de mayo de 2017

Manchester busca volver a la rutina y afronta que el suicida nación en la ciudad

Manchester (R.Unido), 24 may (EFE).- Manchester regresó hoy a su rutina entre fuertes medidas de seguridad y con la constatación de que el autor del atentado del lunes era un vecino más, nacido y criado en esta ciudad del norte de Inglaterra.

La urbe, de unos 520.000 habitantes pero con un área metropolitana de 2,7 millones, se enorgullece de su carácter accesible y tolerante, como se destacó en la vigilia de ayer en homenaje a las víctimas, y las autoridades insisten en que el ataque "no les dividirá".

Sin embargo, la biografía del terrorista suicida, el británico de origen libio de 22 años Samal Abedi, educado y formado en el sistema local, sugiere que, bajo esa apariencia cohesionada, puede ocultarse ya en Manchester un sustrato de tensiones entre las comunidades.

"Lo difícil de afrontar para nosotros ahora es que (el atacante) se crió aquí", reconoció hoy el recién elegido alcalde del área metropolitana de Manchester, el laborista Andy Burnham.

La mezquita de Didsbury, a la que presuntamente acudía Samal junto a su hermano Ismail -detenido el martes- y el padre de ambos, Ramadan Abedi, denunció hoy que ha recibido "preocupantes noticias sobre actos de odio hacia los musulmanes, como insultos o daños a mezquitas", y conminó a los afectados a acudir a la Policía.

El portavoz y miembro del consejo de Administración, Fawzi Haffar, condenó "el atroz" atentado cometido tras el concierto de Ariana Grande, que dejó 22 muertos, entre ellos niños, y 64 heridos, y subrayó que "tal acto de cobardía no tiene lugar en nuestra religión ni en ninguna otra".

No precisó si Abedi o sus familiares habían acudido a la mezquita o si, como también se ha publicado, su hermano mayor se encargaba de la informática en el centro.

Una musulmana que acude regularmente al templo, periodista de la BBC y que pidió anonimato, dijo a Efe que "es una mezquita moderna, abierta y liberal".

"Dudo de que se radicalizara aquí", declaró.

Esta profesional constató sin embargo que en Manchester, "como en cualquier ciudad", "hay tensiones" entre las diferentes comunidades, y en los últimos años "han aumentado las agresiones a musulmanes".

"Empezaron sobre todo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, a mí misma me han escupido en la cara", contó.

Este trasfondo de marginación y de desconfianza mutua, que puede llevar en algunos casos, según los expertos, a la radicalización, explicaría el auge del partido antiinmigración y populista de derechas UKIP, según dijo a Efe Graham Smith, vecino de Fallowfields, donde residía el terrorista.

"El UKIP empezó a triunfar en Manchester después de la recesión de 2008", manifestó este maestro de 45 años, que comentó que "ellos explotaron la inseguridad de la gente y utilizaron a los musulmanes como chivos expiatorios".

Samal Abedi nació en Manchester, uno de cuatro hermanos, en el seno de una familia de refugiados libios que llegaron al Reino Unido escapando del régimen del coronel Muamar el Gadafi.

Según la prensa, sus padres habían regresado a su país y él mismo acababa de regresar de Libia cuando cometió el atentado, que ha sido reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico.

Abedi estudió en una escuela local y posteriormente en la universidad de Salford, aunque abandonó prematuramente sus estudios.

La Policía no ha averiguado aún cuál fue su proceso de radicalización.

Fuentes anónimas han declarado a la BBC que al menos dos personas que le conocieron en la universidad llegaron a llamar a la policía para alertar sobre sus ideas extremas, hace unos cinco años.

A medida que progresa la investigación, que contempla que Abedi contaba con una red de apoyo, es posible que surjan detalles que sorprendan a más de un residente de Manchester.

No obstante, al margen de los últimos acontecimientos, como redadas y cinco detenciones en conexión con el ataque, hay mucha gente que confía en que Manchester "mantendrá su espíritu generoso y positivo", como señaló a Efe Sarah Wellington, una oficinista de 25 años. América